Señora Calvo. El domingo, Pere Aragonés, vicepresidente de la Generalidad y su socio de investidura, declaró lo siguiente: ‘¿Qué es la Monarquía borbónica sino una organización criminal? Tenemos que avanzar desde la República catalana para hacer caer este régimen y esta Monarquía’.
Ayer, con el voto de Esquerra, el Parlamento catalán pidió la abdicación de Felipe VI y la reprobación del señor Sánchez. Dígame: ¿Piensa el Gobierno seguir cultivando el apoyo de partidos que atacan la Constitución?
Efectivamente no más. Es decir, nada. Señora Calvo. Estos días en Europa se ha impuesto el principio de realidad. No habrá apoyo europeo para un programa contrarreformista. Y mucho menos para una agenda de ruptura. Sin embargo, eso es lo que promueven sus socios: una agenda de ruptura.
Atacan, primero, el orden democrático. ¿Y qué hacen ustedes? Mantienen la mesa con Torra, erigido ahora en insólito fiscal anti-monarquía. Y contemplan, pasivos, la prematura excarcelación de Junqueras, un fake republicano que antepone identidad a igualdad y que confunde la bonhomía con el derecho a delinquir. ¡Incluso a reincidir!
Sus socios atacan también al Rey. Quieren ganar contra La Corona lo que perdieron contra la Constitución. Como si Corona y Constitución no fueran hoy indisociables. La Monarquía moderna es hija de la Constitución. Es decir, del pueblo español.
¿Y qué hace el Gobierno? El presidente agita el debate sobre la Monarquía para tapar su deplorable gestión de la pandemia. Y el vicepresidente aprovecha la maniobra para apuntar directamente a Felipe VI. Hábiles generando ruido sobre el Rey; inútiles rastreando el virus.
Por último: sus socios impugnan el consenso económico y social de los viejos Pactos de la Moncloa. ¿Y qué hacen ustedes? Pactan con Bildu la derogación de la reforma laboral. Y ahora dicen que esa agenda radical es compatible con la ayuda de Europa. No lo es.
No hay apoyo europeo para una agenda radical. Como tampoco hay apoyo en España para una agenda de ruptura.
Señora Calvo, acepten el principio de realidad. Allí y aquí.
Ahórrense sus campañas antimonárquicas. Para engendrar una República o una Confederación hay que derogar la Constitución. Y la Constitución no puede derogarse sin el apoyo del Partido Popular. Y eso no ocurrirá jamás.
Pierdan toda esperanza. No alienten ficciones. Ni políticas ni económicas.
Abandonen su pulsión contrarreformista y a los fanfarrones de la ruptura. Y encaren la Reforma. La Reforma es el gran legado de la Transición. Es el nítido mandato de Europa. Y es el punto, el centro, donde se encontrarán con el Partido Popular.
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