Hay una connivencia activa por parte del Gobierno y hay cansancio y desistimiento entre los demócratas españoles.
La democracia no es como una oposición, que se gana en un día y se tiene para siempre. Las democracias se destruyen desde dentro, se socavan, y hay gente que trabaja activamente en ello.
Los valores de nuestra democracia no son de derechas ni de izquierdas. Celebro la iniciativa de Unión 78 para que salgamos a la calle; esto importa.
La pasividad francesa ante el prófugo Puigdemont es hija de la abdicación española.
Espero la respuesta a la carta que dirigí al presidente de la Asamblea Nacional Francesa por varios motivos. En primer lugar, es imposible imaginar que un prófugo de la Justicia francesa, un corso, que hubiera intentado declarar unilateralmente la independencia de Córcega, hubiera organizado un acto en la Junquera o en Figueras con 100.000 personas y no hubiera tenido ningún tipo de reacción por parte del Gobierno francés.
En segundo lugar, no es solamente por solidaridad democrática con España, ya que me parece elemental que las autoridades francesas digan que Puigdemont no es bienvenido en su territorio, sino también por la dignidad democrática de Francia. Yo pido a los diputados franceses una declaración en defensa propia, en defensa de los valores democráticos que la República Francesa representa y que nos unen a todos como europeos. Y también se lo pido a Macron: un acto de coherencia democrática contra el nacionalismo reaccionario y a favor de Europa.
Puigdemont defiende un proyecto identitario que es incompatible con los valores básicos que el partido de Macron y la República Francesa y la UE defienden, valores que no son de izquierdas ni de derechas, sino simplemente democráticos.
En tercer lugar, la pasividad francesa ante el prófugo Puigdemont es hija de la abdicación española. En España hay complicidad y hay cansancio. Las dos cosas. Hay complicidad del Gobierno de España con el separatismo reaccionario, es decir, con Puigdemont, con Junqueras, con todo lo que ellos defienden y promueven. Y también hay cansancio, mucho cansancio de buena parte los demócratas españoles ante lo que está sucediendo.
Me rebelo contra ese cansancio y hago un llamamiento a la movilización de los españoles, de los demócratas en defensa de su democracia, para que no pierdan la esperanza ni su capacidad de denuncia frente a la complicidad del Gobierno con el separatismo reaccionario.
Y también hago un llamamiento a la responsabilidad de las élites españolas, porque en las élites españolas hay una actitud funcionarial: una idea de que la democracia es una oposición que la ganas un día y ya la tienes para siempre. Y eso no es verdad. Es falso. Las democracias se destruyen desde dentro, se erosionan, se socavan, y hay gente trabajando activamente por la destrucción del sistema democrático español que nos costó muchísimo conseguir.
La democracia española nació con un esfuerzo de generosidad y de mucho sufrimiento y hay que preservarla y trabajar por ella y a esa tarea estamos emplazados todos, los políticos los primeros y también las personas con influencia y capacidad de movilización social.
Celebro la iniciativa de Unión 78 de Fernando Savater con Rosa Díez, con María San Gil, para intentar movilizar a los españoles y que salgamos otra vez a la calle; esto importa, esto nos importa. No nos cansemos, no desistamos.
Es asombroso que desde el Estado, desde el Gobierno con los PGE, se meta dinero en TV3, que es una máquina de generar odio, burla, mofa contra la otra mitad de Cataluña.
Durante mucho tiempo nadie hizo nada con Cataluña, se miró para otro lado. Se invirtió mucho en nacionalismo y no se invirtió en democracia, en la otra mitad de Cataluña. No se invirtió moralmente, ni políticamente ni con Presupuestos. Se puede dar la vuelta a esta situación, y por eso me rebelo contra el desistimiento. Eso nos emplaza absolutamente a todos.
Vox es un partido nacionalista y yo preferiría no depender nunca de un partido nacionalista. Tiene una visión como de abdicación respecto del sistema del 78 porque considera que ha fallado y habría que derogar el Estado de las autonomías. Me parece un grave error. No creo que el sistema del 78 haya fallado, creo que la política ha fallado. Tenemos que corregir la política y preservar el sistema del 78, el más justo, equilibrado, inteligente y que más prosperidad y libertad ha dado a los españoles en toda su historia.