Buenas tardes a todos, Acabo de regresar a España tras un viaje por cuatro países de Latinoamérica y no quisiera dejar pasar ni un minuto más sin dirigirme a los españoles para que conozcan mi opinión y mi compromiso respecto a una cuestión cuya gravedad ni puedo ni quiero ocultar.
He escuchado al presidente del Gobierno comunicar su decisión de derogar el delito de sedición y sus consecuencias en nuestro Código Penal, pensando en el beneficio exclusivo de personas concretas, y únicamente a cambio de su supervivencia política.
Y he escuchado también al presidente de la Generalitat erigirse en coautor de esta medida y señalar que es el primer paso para cumplir lo que ha sido desde siempre su objetivo principal y el de su formación política, que es la autodeterminación.
Es decir, he confirmado que Sánchez ha aceptado definitivamente este chantaje independentista para superar la debilidad parlamentaria, aunque sea a costa de desarmar a la Nación de un instrumento esencial para proteger su integridad.
Sé que comparto con la mayoría de españoles la indignación y la tristeza que produce todo esto.
Legislar delitos a la carta de aquellos que lo han cometido, y que además anuncian su voluntad de reincidir, es irresponsable y contrario a los valores democráticos.
Uno de los más importantes es la independencia judicial, y con la decisión materializada por Sánchez se está comprometiendo gravemente. Porque se va a reescribir la respuesta jurídica que el máximo órgano jurisdiccional de nuestro país, el Tribunal Supremo, dio al intento de sedición de 2017, con la gravedad añadida del impacto internacional que esta cuestión está teniendo y todavía más cuando están vivas causas contra los sediciosos.
¿En qué principio democrático se apoya reformar el Código Penal de una Nación a la medida exacta de personas con nombres y apellidos concretos?
¿En qué otro país democrático se tocaría la sedición de la mano de los sediciosos?
¿En qué otro delito podría Sánchez justificar este procedimiento?
A las tres preguntas se responde del mismo modo: ninguno.
La única realidad es que se están aprovechando los instrumentos del Estado para privilegiar a políticos concretos.
Y, si los privilegios de los políticos son injustificables en cualquier caso y en cualquier ámbito, todavía más cuando se habla del cumplimiento de la ley.
Es obscenamente evidente que no existe ninguna razón bienintencionada para esta decisión.
Desde luego la excusa proferida es rotundamente falsa porque hechos similares a los que se pretenden borrar (incluso hechos menos graves que aquellos) tienen asignadas penas más severas en naciones de nuestro entorno.
Pero, con independencia de eso, lo más preocupante, si cabe, es lo que se hace y por qué se hace.
Lo que se hace es ocultar a todos los españoles que el delito de sedición está y debe estar en el Código Penal no solo porque hay organizaciones independentistas que preconizan la secesión de una parte de España…
… no solo porque han intentado llevarla a cabo de forma reciente…
… sino también porque mantienen con total transparencia su propósito de volver a hacerlo.
Así lo entendía también el propio Sánchez hasta que decidió doblegarse ante las pretensiones de los sediciosos. Sin ni siquiera asegurarse una contrapartida, la contrapartida de la no reincidencia.
Porque quienes le imponen esa derogación, lo hacen porque desean tener más fácil el camino para la próxima oportunidad… y además se lo dicen a él, y nos lo dicen a todos.
El independentismo nunca, jamás, se conforma hasta alcanzar sus plenos objetivos. Con razón se esfuerzan en asegurar la continuidad de un presidente del Gobierno de España que se doblega una y otra vez a sus pretensiones.
¿Por qué lo hace? Es la segunda pregunta. Porque pretende de este modo continuar en el poder sin importar lo que se entregue a cambio.
¿Se piden indultos? Se indulta.
¿Se pide cambiar la ley para que el español no sea vehicular en las escuelas catalanas? Se cambia.
¿Se pide tratar lo ocurrido en el año 2017 como una pequeña travesura política infantil? Se concede.
¿Se pide derogar la sedición para facilitar un nuevo intento? Se hace.
Lo ha supeditado todo –todas las instituciones que considera oportunas y ahora incluso el ordenamiento jurídico- a sus necesidades políticas. Y es evidente que España no se lo merece.
Lamento tener razón y constatar que el único proyecto de Sánchez consiste en ganar tiempo, aunque para ello debilite nuestra unidad, nuestras instituciones y nuestra calidad democrática.
Lamento que lo haga además rompiendo la fortaleza lograda por las fuerzas constitucionalistas cuando aplicamos el artículo 155, bajo el amparo del jefe de Estado, Su Majestad el Rey.
Y lamento, especialmente tener que preguntarme como muchos españoles cuál es el límite de Sánchez en sus cesiones para seguir en el Gobierno.
Debo reconocer que, en mi opinión, no existen. Creo a estas alturas, que ya no tiene límites.
Sin embargo, quiero dejar muy claro que sería una lectura simplista señalar en exclusiva al actual presidente del Gobierno.
Suya es la principal responsabilidad, de eso no hay ninguna duda.
Pero el Partido Socialista es más que Pedro Sánchez. Es la suma de todos sus dirigentes y a todos ellos les corresponde fijar posición en este momento.
Cuando se traspasan determinadas fronteras en la convivencia de una Nación, es imprescindible tomar la palabra y actuar en consecuencia.
Y en esto no hay subterfugios posibles. O se está con los condenados y con los fugados o se está con la legalidad democrática. No hay mucho más debate.
El deber moral de aquellos socialistas que coinciden con nosotros en que esto es una aberración deben hacer pública su oposición a esta medida e intentar que no siga adelante.
Les dije al inicio que daría mi opinión y trasladaría mi compromiso. En efecto, no estoy aquí solo para hablar de lo que ha hecho el presidente Sánchez. Estoy sobre todo para decirles lo que nunca haría y lo que SÍ haré si obtengo la confianza de los españoles.
Lo que nunca haría es entregar la estabilidad de mi país a quienes quieren fracturarlo y dividirlo.
Y lo que haré es defender, de todas las formas que estén a nuestro alcance, que la decisión adoptada hoy sea revertida cuanto antes.
En este sentido, como partido de Estado, como partido que defiende la unidad de la nación española, como partido que cree en la España de las autonomías y como alternativa de Gobierno, quiero decirle a mi país lo siguiente:
Esta decisión yo no solo no la habría tomado nunca, sino que, además, la voy a revertir si soy presidente del Gobierno, porque ni Sánchez ni el independentismo pueden abaratar penalmente los ataques a la Constitución.
Lo haré por respeto al orden Constitucional pero también como símbolo de lo que quiero para mi país: una España que no se doblega ante nadie.
Me gustaría terminar dirigiéndome en primer lugar a todos los catalanes que viven con decepción y angustia la decisión del Sr. Sánchez.
Sé que nada de esto va a permitir recobrar la normalidad porque la impunidad nunca trae convivencia. Y por ello, les digo que, con absoluta independencia de su ideología, a todos los ciudadanos de Cataluña, vamos a defenderles y vamos a protegerles.
Igualmente, me dirijo a la mayoría de ciudadanos que, en Cataluña y en el resto de España, estoy seguro que añoran la moderación y la centralidad que su gobierno actual ha finiquitado.
Hoy Sánchez está más cerca de Esquerra Republicana que de la Constitución. Es verdad.
Está más cerca de quienes se saltan la ley que de aquellos que la defendemos. Es verdad.
Pero, por muy frustrante que esto sea, también es cierto que España cuenta con una alternativa a la altura de lo que merece nuestro país.
Con toda humildad, pero con toda contundencia quiero que sepan que el centro político que no entiende esta decisión no está huérfano.
Defiendo una política en la que discrepancia es compatible con el respeto.
Una política en la que las diferencias se entienden, no se combaten.
Defiendo el diálogo con todos.
Pero sin sumisión ni claudicación ante nadie.
El Partido Socialista ha huido de la moderación, de la centralidad política y de la unidad constitucional por el interés personal de quien hoy lidera el Partido Socialista. Yo las reivindico como única forma posible de representar al conjunto de los españoles.
El Partido Socialista ha desprotegido a nuestro país. Yo no me voy a mover de mi compromiso de defenderlo.
Voy a trabajar para que mi partido dé una alternativa a la España que no se siente representada ni en el fondo ni en las formas de Pedro Sánchez. En muchas de sus decisiones, y de forma especial en la que ha anunciado y adoptado en las últimas horas.
Cumplir y hacer cumplir la ley es el primer compromiso que debe respetar quien accede, y quien quiere acceder a la Presidencia del Gobierno. Yo no tengo ninguna duda.
Muchas gracias.
más vídeos
más vídeos
Declaración institucional de Alberto Núñez Feijóo
Documento en PDF - 142.94 Kb
Feijóo: “Ni Sánchez ni el independentismo pueden abaratar penalmente los ataques a la Constitución”
Documento en PDF - 161.98 Kb
Feijóo: “Ni Sánchez ni el independentismo pueden abaratar penalmente los ataques a la Constitución”