• La portavoz del GPP y secretaria general del PP subraya que “la vigencia de los valores constitucionales en el siglo XXI se juega en las garantías jurídicas frente al abuso de poder y la política negativa del populismo”. “Los valores constitucionales son los que ponen al ciudadano, y no al poder, en el centro de la política”, explica Gamarra, quien apunta que “ese es el sentido de la Constitución y eso es lo que defendemos”
• “Las instituciones del Estado no son instrumentos al servicio del poder sino al servicio de la sociedad”, afirma la dirigente del PP, a la vez que remarca la necesidad de respetar la autonomía de estas • Sostiene que “que cuando desde el Gobierno se colonizan instituciones o se ataca su ámbito de actuación se debilita la democracia”
• Sostiene que la Constitución ha establecido el más alto grado de protección de derechos y libertades, de desarrollo económico y social y de pluralismo político de la historia de España, porque ha establecido un sistema institucional equilibrado basado en el principio de separación de poderes
• “Las instituciones están por encima de las personas que lo ejercen coyunturalmente”, sostiene Gamarra, al tiempo que apunta que “ahí está la salud democrática de una sociedad”
• Defiende que la ley integre los valores constitucionales y responda a la demanda de la sociedad. Algo que, a su juicio, este Gobierno también pone en cuestión, como se ha visto con su iniciativa para derogar el delito de sedición
• “Estos valores no son fruto del azar, ni son intercambiables por otros distintos. Son valores específicos de las sociedades libres y democráticas que recogen una visión concreta de la Política y del Derecho”, asevera
• “Una visión política que podemos resumir en una expresión de gran recorrido: ‘El espíritu de la Transición’”, subraya la dirigente del PP, a la vez que defiende “la política como terreno del respeto y del consenso, en el que cabemos todos, donde la diferencia no anula la posibilidad de acuerdo”
• En su opinión, “reescribir el pasado debilita nuestro futuro y eso es lo que ha sucedido con la mal llamada ley de Memoria Democrática, que desvirtúa la idea de ley, de memoria y de democracia. Una ley que se ha hecho contra ese espíritu de la Transición, contra esa idea del consenso y contra los valores que la inspiran”
• “La Constitución ha pervivido porque no estaba hecha a la medida de nadie, pero era un ejemplo para todos”, asegura Gamarra, quien remarca que es “un ejemplo que no debemos enterrar sino reivindicar; un ejemplo que debemos ser los primeros en reconocer”
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