El Partido Popular quiere que el Gobierno de España dedique atención y recursos a la defensa de las minorías cristianas en los países de Oriente Próximo, Asia y África. Para ello, los populares han registrado una moción de cinco puntos que debatirá y votará el próximo miércoles el pleno del Senado.
La iniciativa parlamentaria del PP será defendida por su portavoz de Exteriores, Alejandro Muñoz-Alonso. En ella se reclama que sea España quien lidere en la Unión Europea un mayor papel de las autoridades comunitarias en la defensa de estas minorías; que se dediquen esfuerzos diplomáticos para que se garanticen sus derechos y libertades fundamentales; que se destine una partida presupuestaria específica a este efecto; que se acoja en territorio español a personas que por este motivo se encuentren en peligro y, por último, que se exija a los países implicados, en el marco de la Alianza de Civilizaciones, el principio de reciprocidad respecto a la libertad religiosa.
Muñoz-Alonso asegura que la propuesta es totalmente oportuna, ante la multiplicación, "tan espectacular como preocupante", que ha tenido lugar en las últimas semanas, de los ataques a ciudadanos cristianos en países musulmanes. La iniciativa recuerda que los ataques contra objetivos cristianos son cada vez más frecuentes, debido a que Al Qaeda los ha incluido en su estrategia terrorista, lo que, en ciertos países se mezcla con determinadas connivencias oficiales u oficiosas.
Según el portavoz popular de Exteriores, "ya no se puede hablar de ataques esporádicos, sino de una campaña criminal en toda regla, con la sensación cada vez más extendida en algunos gobiernos europeos de que puedan producirse brotes similares en nuestro continente". En su opinión, todo indica que lo que está sucediendo tiene todas las características de un genocidio para eliminar a estas minorías cristianas que viven en países de mayoría musulmana.
En la exposición de motivos de la moción, el PP recuerda el ataque terrorista, saldado con 58 muertos, producido el 31 de octubre en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Bagdad, en plena misa dominical. Asimismo, los populares señalan el atentado producido en Egipto, que causó la muerte de diez cristianos coptos; el suceso de la niña católica de 12 años, torturada, violada y asesinada en Pakistán; las numerosas acciones violentas contra cristianos siriacos en Turquía; la existencia de 50.000 cristianos argelinos que viven su sentimiento religioso en la clandestinidad para eludir intimidaciones y amenazas, de forma idéntica a lo que les sucede a los cristianos en Irak o Palestina; o el caso de Marruecos, donde se han producido decenas de expulsiones de cristianos acusados de proselitismo.
La moción hace mención destacada a la matanza de cristianos coptos en Alejandría, cuando asistían a la misa de año nuevo, lo que provocó que los ministros de Exteriores de Francia, Italia, Polonia y Hungría dirigiesen una carta a la alta representante de Política Exterior, Catherine Ashton, para que promueva medidas que protejan a las minorías cristianas en estos países, tal y como reclama ahora en el Senado el Partido Popular. Muñoz-Alonso recordó que el propio Sarkozy está hablando con claridad de "un perverso programa de depuración religiosa en Oriente Próximo".
El senador del PP explica que son más de 200 millones de cristianos los que sufren situaciones de intolerancia y violaciones continuas de su libertad religiosa, y que reclaman la protección de las instituciones internacionales y de los gobiernos democráticos. Muñoz-Alonso añade que el efecto de todo esto es, además de la muerte y el miedo, el exilio, como demuestra el dato, por ejemplo, de que en menos de un siglo el número de cristianos que vivían en Turquía haya pasado del 20% al 0,2%.
La exposición de motivos de la moción del PP recuerda que el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa que todos los ciudadanos tienen derecho a la libertad de conciencia, de pensamiento y de religión. Asimismo, explica que el Parlamento Europeo ha aprobado dos resoluciones, una de ellas muy reciente, pidiendo especial atención a estos episodios violentos, y que varios países europeos ya han pasado de las palabras a los hechos, como ha ocurrido en Francia, cuyo Gobierno ha acogido a 1.300 cristianos de Irak y se dispone a recibir a 150 en breves fechas.
Muñoz-Alonso, que recordó la condena del Gobierno español al ataque de Bagdad, aseguró que, además, debe emplear todas las herramientas diplomáticas a su alcance para poner fin a esta "persecución intolerable", haciendo posible y efectivo su reiterado discurso sobre la convivencia en paz de todas las religiones, concretado en la iniciativa de la Alianza de las Civilizaciones.
A continuación reproducimos los cinco puntos de la moción del PP:
El Senado insta al Gobierno a:
1.- Que lidere, dentro de la Unión europea, una mayor atención por parte de las autoridades europeas hacia la situación de las minorías cristianas en los países de Oriente Próximo y en otros de Asia y África. Y que esa atención se concrete en medidas específicas respecto a los países implicados, responsables de la garantía de los derechos humanos en sus territorios y de protección y ayuda a los cristianos perseguidos.
2.- Que impulse el uso de todos los instrumentos de la política exterior, bilaterales y multilaterales, para obtener el compromiso por parte de esos países de que las comunidades cristianas tendrán garantizadas sus derechos y libertades fundamentales.
3.- Que destine una partida específica, a través de los Fondos para la Promoción del Desarrollo, destinada a la protección de las minorías cristianas.
4.- Que estudie la posibilidad de acoger en España, de acuerdo con nuestra legislación sobre asilo, a algunos cristianos orientales, como ya han hecho otros países europeos, especialmente a aquellos que se encuentren en situación de mayor peligro y previo el informe de nuestras representaciones diplomáticas.
5.- Que en el ámbito de la Alianza de las Civilizaciones, exija a los miembros islámicos de la misma la estricta reciprocidad, de modo que los cristianos gocen en aquellos países las mismas garantías para la profesión y la práctica de sus creencias religiosas que las que disfrutan los musulmanes en los países occidentales.