Lo hizo a través de una moción parlamentaria, defendida por el senador Antonio Alarcó, que la Comisión de Sanidad ha aprobado en su última reunión y que busca acabar con el intrusismo profesional existente en esta actividad.
En el texto de su propuesta, los populares reclaman, en el primer punto de la misma, que se regulen de manera precisa los actos médicos propios de cada especialidad, especialmente los concernientes al ejercicio de la Cirugía Estética en el territorio nacional.
El punto dos recoge la necesidad de regular los establecimientos autorizados para realizar intervenciones de cirugía estética con objeto de prevenir el intrusismo. Por último, el tercer epígrafe de la moción pide que se considere dentro del desarrollo de la citada regulación la excepcionalidad de profesiones como Cirugía General, Máxilofacial, Estomatología, Otorrinolaringología, Oftalmología, Ginecología y Obstetricia y Urología, cuyas prácticas médicas suelen tener componentes reparadores y estéticos.
Alarcó, en la defensa de su propuesta, ha argumentado que la cirugía estética ha experimentado un importante repunte durante las últimas décadas y señaló que cada día son más los ciudadanos que deciden someterse a una intervención con fines estrictamente estéticos.
Sin embargo, ha denunciado que la legislación sobre estética adolece de notables carencias en materia de delimitación de competencias, razón por la que la sociedad demanda precisamente una regulación expresa de la cirugía estética en España que prevenga el intrusismo, dé garantías sanitarias y dé calidad a sus usuarios, y blinde las competencias profesionales de nuestros médicos.
Según Antonio Alarcó, España ha experimentado un repunte en este tipo de medicina que hace muy necesario que se regule adecuadamente. De este repunte ha aportado como dato que nuestro país se encuentra entre los diez países con más demanda de este tipo de intervenciones, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.
No obstante, el senador popular ha matizado que, aunque las operaciones estéticas han descendido un 40%, como consecuencia de la crisis económica en la que nos encontramos, la lectura que debemos de hacer de ello es que no solo el sector experimenta un descenso significativo con respecto a los datos de 2005, sino que la demanda puede no haber desaparecido y haber sido captada por la práctica intrusista, que nuestra legislación, precisamente, no está preparada para combatir ni detectar.