Durante su interpelación en el Congreso, Ayala ha calificado el año y medio de gestión de Blanco como un "galimatías" en el que "nadie sabe cómo se coordinan los planes y las cifras, o en qué se sostienen los listados".
Así, como prueba de este caos en Fomento, Ayala ha puesto como ejemplo el Plan Extraordinario de Infraestructuras, anunciado en noviembre de 2009 "y del que hasta ahora sólo sabemos el nombre de las primeras ocho obras, pero desconocemos proyectos, cuantías, plazos...", así como la revisión del PEIT, del que la semana pasada se anunció el comienzo del proceso de actualización, que le va a llevar hasta diciembre de 2011.
Otro factor que prueba el "galimatías" de Fomento es la manera de anunciar los recortes que se tienen que realizar por el Estado, "a trozos, primero, en febrero, 1.750 millones; luego, en mayo, 6.400 millones para este año y el que viene, pero ocultando que la reducción en inversión pública hasta el año 2013 llegará a 24.000 millones sobre la demanda esperada". Todo ello para que "luego, por sorpresa y como serpiente de verano, anuncie una reducción del recorte de 500, que luego son 800 millones de euros", recordó.
Asimismo, ha calificado el Plan de mercancías presentado recientemente por Fomento como "puro voluntarismo". "Señor Blanco, las mercancías no se van a subir al tren porque usted se lo pida o mueva su varita mágica, hay que hacer algo más que una gráfica para decir que se va a aumentar el 7 o el 10 por ciento". "El power point sirve para los mítines pero no para invertir en infraestructuras", ironizó.
"La política de Fomento se sustenta en apariencias"
Para Ayala, el ministro Blanco, "en su afán de parecer que todo lo controla, ha creado una apariencia de control, porque es solo eso: apariencia, cartón piedra".
El portavoz popular también ha señalado que "la improvisación y la falta de ideas" del ministro le han llevado "a suspender obras en ejecución, a parar y abandonar obras, y a dilatarlas en el tiempo, amén de las anulaciones".
En este sentido, Ayala ha destacado que "la reducción de obra pública ya ha generado en España 700.000 parados y las previsiones que todo el mundo admite apuntan a que puede aumentar en 500.000 más". Por ello, "hay que diseñar una nueva política de inversión pública, anticíclica, que es la que genera empleo, que es la que permite aprovechar los retornos fiscales", ha concluido.
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