Casado y con dos hijos de corta edad, José Ignacio simultaneaba su trabajo en una empresa familiar con su militancia en el Partido Popular y su tarea como concejal del Ayuntamiento de Zarautz (Guipúzcoa).
Un hombre bueno al que sus asesinos no pudieron perdonar su compromiso y valentía.
Murió a manos de ETA el 9 de enero de 1998.
Descanse en paz.