Casada con Alberto Jiménez-Becerril y abogada de profesión, Ascen -como todo el mundo la conocía- encontró la muerte a los 37 años a manos de ETA junto a su marido el 30 de enero de 1998, cuando salían de cenar de un céntrico restaurante sevillano.
La Junta de Andalucía le otorgó, ese año, la Medalla de Andalucía a título póstumo.
Dejó tres hijos de corta edad.
Descanse en paz.