Ya sabíamos que el Gobierno era incapaz de sofocar el incendio de la crisis, que tenía una especial predilección por legislar a base de ideología y que se inclinaba peligrosamente hacia el populismo; lo que no sabíamos es que era tan chapucero a la hora de vender sus propuestas.
El célebre subsidio de 420 euros que se han inventado los socialistas, a imagen y semejanza del PER de Chaves, Zarrías y Griñán, ha sido una medida que han divulgado con tal dosis de cutredad que en setenta y dos horas ya no se la creían ni ellos mismos, aunque lo grave del asunto no es que un día digan una cosa, al siguiente otra y después la contraria, sino que este subsidio, en el fondo, no es más que un parche que viene a tapar la acuciante inacción de un Gobierno insostenible, que dispara con la pólvora del rey sin punto ni medida. Parece que a los socialistas les encanta que los ciudadanos caigan en la red de desempleo, para poder aparecer ellos como los salvadores, sin ser conscientes de que, en tiempos de crisis, lo que hay que fomentar es la austeridad de la Administración, la bajada de impuestos para alentar la creación de riqueza, es decir, la creación de empleo y empresas y, finalmente, hacer un esfuerzo honesto por contarle la verdad a la gente.
Quiero pensar que el Partido Socialista enfrenta las dificultades que sufren los españoles con buena voluntad, sin embargo, al ser rehén de unos dogmas desfasados y crispar a la ciudadanía buscando culpables de la crisis fuera del Ejecutivo demuestran su falta de realismo para ofrecer soluciones que nos saquen del atolladero.
El drama es que el PER de Zapatero no es una medida económica, sino electoralista, que busca encandilar a la gente por la vía de la improvisación y la falta de rigor, intentando reflejar una sensibilización social radicalmente falsa, pues con la mano izquierda ofrece una ayuda a los más desfavorecidos y con la derecha grava al resto de españoles con subidas de impuestos.
Continúa el gobierno en su mundo feliz sin tomar auténticas iniciativas económicas de choque para contrarrestar la crisis, encerrado en un populismo, sin precedentes en la historia de la democracia, que produce migrañas a cualquier demócrata con un mínimo de cultura política.
Desde el Partido Popular queremos reivindicar que otra política es posible en España, velando por los intereses de los ciudadanos sin montar circos propagandísticos, luchando sin vacaciones por paliar la crisis sin esperar a que el cielo provea, facilitando nuevos puestos de trabajo mediante la creación de condiciones objetivas que mejoren la situación económica de los españoles.