Durante el evento los ponentes coincidimos en dos ideas fundamentales:
La necesidad de denunciar la brutalidad del terrorismo en cualquier parte del mundo y su ataque al derecho más elemental que existe como es el derecho a la vida y por supuesto reivindicar memoria y justicia para las víctimas promoviendo la participación ciudadana internacional en favor de la libertad y contra la violencia.
Asimismo, también quedó patente la idea de que a menudo, la protección y reparación de las víctimas queda en un segundo plano en las discusiones sobre el fenómeno terrorista, por ello, todos los allí presentes manifestamos la necesidad de "un mayor esfuerzo" por parte de los diferentes Estados por integrar los derechos de las víctimas en las políticas contra la lacra del terrorismo, teniendo en cuenta que desgraciadamente hay miles de víctimas en el mundo desatendidas y olvidadas por sus Estados.
Sin duda, urge la necesidad de conseguir consensos que posibiliten el avance en el reconocimiento del terrorismo como un crimen internacional, lo que permitiría la persecución de terroristas en todo tiempo y lugar y a sus víctimas el derecho a la protección jurídica internacional en cualquier parte del mundo.
A pesar del esfuerzo que realiza la OEA a través de su Comité Contra el Terrorismo (CICTE) por la cooperación regional e internacional para prevenir, combatir y eliminar el terrorismo, sabemos que queda mucho camino por recorrer y muchas cosas por hacer, por ello, la delegación española allí presente, manifestamos el firme compromiso en colaborar y aportar su experiencia en la lucha antiterrorista y nuestro doloroso aprendizaje al servicio de las víctimas en todo el mundo, en colaboración con los Estados democráticos y con las Instituciones internacionales, desde el empeño de seguir luchando por la memoria, la verdad, la dignidad y la justicia de todas las víctimas del terrorismo.
Cabe recordar que España cuenta con un sistema de reconocimiento y apoyo a las víctimas "pionero" en el mundo el cual no sólo persigue la prevención y lucha material contra el terrorismo sino también el apoyo a las víctimas, desarrollando para ello aspectos indemnizatorios y sociales como la asistencia sanitaria, tratamientos psicológicos, derechos laborales o acceso a viviendas públicas, entre otros.
Una de las conclusiones finales a las que llegamos allí todos los presentes fue que tenemos que continuar trabajando desde el máximo consenso y unidad para que las víctimas del terrorismo obtengan la máxima protección y reconocimiento efectivos y por lo tanto los terroristas el máximo reproche en cualquier parte del mundo.