España es un país serio que está cumpliendo con sus compromisos y que está en disposición de cumplir con el objetivo de déficit.
Los datos de ejecución presupuestaria, el hecho de que el Tesoro haya podido colocar más deuda y a menor interés y que la prima de riesgo haya bajado sustancialmente demuestran que España va por el buen camino.
El Gobierno no ha solicitado la ayuda europea porque no es imprescindible en estos momentos para los intereses generales de los españoles.
La economía española frena su caída al 0,3% en el tercer trimestre.
Es una décima menos que el trimestre pasado y mejora las previsiones que había hecho el Banco de España.
Ahora es necesario que la UE ponga en marcha de forma urgente medidas para activar el crecimiento, el empleo y la financiación.
El pacto para el crecimiento y el empleo acordado durante el pasado Consejo Europeo de junio constituye la base sobre la que hay que trabajar.
El primer paso es avanzar en la unión económica y monetaria para garantizar una financiación equitativa a los países que más lo necesitan.
La superación de la crisis pasa por una profundización en el proceso de integración económica y política de Europa. No podemos vivir en una unión monetaria donde hay quien se financia gratis y otros tienen que pagar mucho más. Los países que están haciendo las cosas bien merecen la solidaridad de todos.