Salafranca, que ha presidido la delegación parlamentaria junto con el eurodiputado italiano Antonio Panzieri, ha declarado que no hay "ninguna señal" que indique que ese país pueda pasar "de una dictadura civil, la de Ben Ali, a una dictadura de Dios".
"No hemos detectado en ninguno de los encuentros que mantuvimos ni en el que celebramos con los representantes del propio partido islamista algún síntoma de que el proceso de transición fuera reversible o de que pudiera ser secuestrado por el islamismo radical", señaló Salafranca. "no creo que los ciudadanos de Túnez vayan a optar ahora por una opción que les hiciera dar marcha atrás y les volviera a privar de libertades", ha añadido.
Para el portavoz de Exteriores del Grupo Popular Europeo (PPE) el proceso que se dibuja en el horizonte es "una transición de la ley a la ley" que va a pasar por la reforma de la ley electoral y la tramitación por decreto ley de las normas que permitirán la convivencia política -asociación y partidos políticos, libertad de expresión y de prensa, etc- para posteriormente dar paso a una reforma de la constitución tunecina y a elecciones presidenciales.
Reforma de la "política europea de vecindad"
A pesar de que Salafranca ha resaltado que no era el momento de abundar en las críticas que han suscitado el tiempo y la forma que la UE ha empleado ante la llamada "Revolución de los Jazmines", si ha apuntado la necesidad de llevar a cabo "una reflexión profunda sobre el contenido de la llamada política europea de vecindad".
"Tenemos que transformar las discordias del pasado en las armonías del futuro, reorientar la política de vecindad y adaptarla a las nuevas circunstancias porque está claro que los objetivos que fijamos en el llamado proceso de Barcelona sobre democratización en estos países no los hemos alcanzado, aunque no toda la responsabilidad, desde luego, sea de la Unión Europea", ha concluido.