Javier Márquez pide al Ejecutivo que “analice qué países pueden usar dicha tecnología, qué otros usos pueden realizarse del neurostrike, en época de guerra y de paz”
El senador del PP por Jaén, Javier Márquez, ha pedido al Gobierno, a través de una moción debatida en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, “adoptar medidas legislativas urgentes y en su caso aprobar un protocolo de actuación de carácter técnico y de seguridad contra los ataques neurocognitivos, con la finalidad estratégica de derrotarla y defenderse de ella”.
En la moción de los populares se pide al Ejecutivo que “analice qué países pueden usar la citada tecnología, qué otros usos pueden realizarse del neurostrike, en época de guerra y de paz, cuales son las implicaciones militares y de inteligencia de éste tipo de ataques y qué medidas hay que desarrollar si los grupos terroristas adquieren esta tecnología.
Igualmente, la moción defendida por Javier Márquez considera necesario conocer “cuál es la mejor manera de detectarla, evaluar su proliferación encubierta, verificar su uso en escenarios de ataques enmascarados, cómo proporcionar la mejor prevención al personal susceptible de ataques, como son el personal diplomático, empleados civiles y militares. De igual modo, se interesa por saber cómo adoptar las medidas necesarias y presupuestarias debidas, licitaciones y convenios que sean precisos con instituciones públicas y privadas para el estudio, desarrollo y ejecución de las medidas para evitar este tipo de ataques tecnológicos”.
En su intervención, el senador popular ha expuesto que la crisis de Ucrania supone un “claro movimiento desestabilizador de Rusia en el mapa geopolítico, que perturba la paz en occidente, y en especial afecta a los países que conforman la Unión Europea, entre ellos España”.
La antesala de la crisis de Ucrania son los movimientos digitales, no solo a través de “ciberataques a infraestructuras críticas, sino la de la desinformación e influencia sobre la población “atacada” a través de las redes sociales y plataformas digitales, con el fin de generar caos”, ha continuado Márquez.
En este sentido, ha precisado también que Rusia hace todo lo posible por “infiltrarse en nuestras democracias y culturas a cualquier precio”, con el fin de afianzar a su propia sociedad con la idea de que los sistemas democráticos occidentales tienen valores caducos, y con el fin de causar confusión a la propia población occidental sobre la utilidad de sus instituciones.
Un ejemplo de ello no es solo las estrategias de desinformación, también lo son ciertas intervenciones que, sin ser concretamente acciones de información o desinformación; sí pretende influir en el estado de ánimo de los ciudadanos con métodos sutiles como la guerra neurológica a través de movimientos digitales (neurostrike), ha explicado en su intervención en defensa de la moción.
SÍNDROME DE LA HABANA
Sin embargo, -ha aclarado el senador popular- estos ataques neurológicos son imputables a distintos países y tiene otras variantes, que no pretende generar confusión, sino que son directamente ataques con daños cerebrales a determinado personal crítico, como militares o miembros de embajadas, como se ha venido haciendo con el ataque conocido como “Síndrome de La Habana”, nombre dado a los misteriosos síntomas neurológicos entre el personal de la embajada de Estados Unidos a partir de 2017.
Así, Javier Márquez ha recordado que, hasta la fecha, los datos preliminares muestran que se han producido hasta 313 ataques en el sector de inteligencia, el ejército y otras comunidades diplomáticas aliadas y que han causado, durante un largo tiempo, un daño cognitivo y lesión a las personas atacadas. “Al menos, constan que han existido neuroataques contra personal militar, funcionarios y diplomáticos de EEUU, China, Alemania, Austria, Colombia, India, Vietnam, Australia y Rusia”, ha apostillado.
Para terminar, el senador popular ha señalado que “la amenaza del neuroataque es real, no detectable, y simboliza una variedad de tecnologías de guerra cognitiva que pueden infligir lesiones genuinas y desafía a todas las naciones aliadas a diseñar tecnologías para identificarla y anularla. Es un importante problema de seguridad mundial”. La ausencia de un tratado internacional y adoptado universalmente que restrinja o limite el uso de la tecnología neurostrike y la verificación para detener su uso hostil, implica que los citados ataques y daños cerebrales continuarán, ha finalizado.
El PP pide al Gobierno un protocolo de actuación contra los ataques neurocognitivos
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