Hace tan solo unas semanas tuve la ocasión de reunirme con uno de nuestros representantes del PP en Venezuela. Valentía, heroicidad o simplemente categoría humana es lo que me demostró solo con escuchar atentamente lo que nuestros compatriotas en ese país eran capaces de estar aguantando y padeciendo. Pero no solo ellos, también el resto de una población que no merece el sufrimiento por el que un dictador, superado por los acontecimientos, esta haciéndoles pasar.
Las palabras de José Antonio simplemente coincidían en demasiadas ocasiones con esas terroríficas imágenes de televisión que día sí y día también están llegando a nuestras pantallas.
Decir que hay una violación permanente de los derechos humanos sería quedarse corto, porque ¿como se podría calificar el asesinar a sangre fría a un joven por participar en una manifestación?.
Decir que hay una vulneración continúa de las leyes no sería falsear la realidad, porque ¿como llamaríamos al hecho de cambiarlas o incumplirlas desde el Gobierno a su antojo y en su propio beneficio?.
Decir que está matando a su propio pueblo de hambre no sería faltar a la verdad cuando estamos viendo la escasez de alimentos de primera necesidad y las colas que se forman para poder adquirir algunos de ellos.
Decir que no dejan, ni siquiera que desde fuera del país, sea posible hacer llegar medicamentos que escasean, o que simplemente ya no hay, para aquellos mayores que precisan de ellos para poder sobrevivir.
Decir que los arrestos, encarcelamientos, desapariciones y persecuciones son la advertencia primero y luego la realidad diaria hacia aquellos que discrepan o simplemente no piensan como el régimen ha dicho que hay que hacerlo, ¿eso como se llama? Sí, represión.
Decir que Venezuela es hoy un país abocado al fracaso social, político, económico, cultural y que está más cerca de una guerra civil que de una solución, es tristemente la verdad.
Posiblemente la solución tenga que venir dada por la propia región más que por fuera de América Latina pero eso no quita para continuar manteniendo esa presión cívica, informativa y colaborativa hacia el país. Aunque lamentablemente no todos estamos en la misma dirección. Hay quienes asesoraron primero y cobraron después del régimen chavista y ahora no quieren ver en que se han convertido sus ideas, sus proyectos y sus propuestas. ¡¡Vergüenza les tenía que dar!!
Cada día que pasa es un día perdido a la esperanza y por eso hay que seguir recordando, contando y apoyando a todos los que luchan por la libertad de un pueblo que no merece un gobernante que no desea ni la paz ni la reconciliación ni la democracia para su nación, simplemente aboga por el autoritarismo, la tiranía y la opresión. Y no vale solo con la salida de prisión de Leopoldo López, (lo cual nos alegra infinitamente), porque sigue detenido en su casa por el Gobierno, sino que esto debe ir acompañado por la liberación de todos los presos políticos que todavía mantiene Maduro en las cárceles y la vuelta a una verdadera democracia. Venezuela y los venezolanos de bien se lo merecen.
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