Un día como hoy de hace 30 años se celebraba cerca de aquí el congreso de la refundación del PP. La vieja Alianza Popular unía su proyecto conservador al de los liberales del Partido Liberal, y al de los demócrata cristianos del PDP.
Ese fue el primer paso del hito histórico de José María Aznar: llevarnos al Gobierno por primera vez.
Muchos de vosotros ya estabais allí agrandando el proyecto al que habéis consagrado vuestra vocación pública. Yo tenía entonces 7 años, pero me siento tan orgulloso de esa ampliación del partido como los que la protagonizaron.
Tras la refundación ya nadie preguntó a los demás de dónde venían sino hacia dónde queríamos impulsar el futuro de España.
Se acabaron las corrientes, y el PP se convirtió en la familia política más grande de España, que forma parte de la organización de partidos más grande de Europa, que además es la más grande del mundo.
En estas 3 décadas hemos hecho un gran servicio a España, desde la labor del fundador, Manuel Fraga, del que esta semana se cumplen 7 años de su fallecimiento. Y culminado con los mejores Presidentes del Gobierno que ha tenido nuestro país: José María Aznar y Mariano Rajoy.
El gran acierto de nuestro partido ha sido conseguir aunar todo lo que estuviera a la derecha del socialismo. Y eso es lo que ahora está en riesgo por la irrupción de nuevos partidos en nuestro espacio electoral.
Mucho se ha escrito de las causas de esta situación, pero a mí me importan más las consecuencias y sobre todo las soluciones.
A España no le va mejor con menos Partido Popular. Al revés. Nunca han mandado más los nacionalistas y los radicales. Y nunca ha sido tan difícil forjar alianzas sólidas frente a ellos.
En la práctica, menos PP está resultando ser menos España.
Menos PP ha sido más separatismo,
Menos PP ha sido más populismo y
Menos PP han sido más Oteguis
Cada voto menos para el PP ha sido un paso más para los enemigos de la Nación.
Con todo respeto, me gustaría preguntar a los que abandonaron el PP:
¿Hoy España se parece más o menos a lo que les gustaría que fuera?
¿Cambiar su voto ha traído más estabilidad y seguridad o menos?
¿Más respeto a la ley y a las instituciones o menos?
¿Más prosperidad y libertad o menos?
Creo sinceramente que aquellos que se fueron a buscar al PP fuera del PP no lo han encontrado y no lo van a encontrar.
Por eso, tenemos que volver a conquistar su confianza,
a decirles que esta sigue siendo su casa,
que pueden confiar en nosotros, que no les vamos a defraudar.
Que el PP ha vuelto fuerte y unido tras nuestro Congreso Nacional, y queremos que ellos vuelvan al PP.
Pero hay que salir a buscarlos, no esperar a que regresen.
Tenemos que volver a hacer popular el partido.
30 años después, seguimos siendo el partido que mejor ha servido a la Nación y el único que tiene un proyecto claro para volver a hacerlo.
Somos el partido de los moderados y reformistas,
De los responsables inconformistas,
De los gestores cumplidores,
De los patriotas soñadores
Somos la fuerza tranquila pero implacable frente al nacionalismo y el populismo,
Somos la garantía segura de prosperidad y de libertad.
Somos el partido de la España de los balcones,
y ahora queremos que esos compatriotas salgan a la calle y se reúnan con nosotros en las urnas.
Somos la casa común del centro derecha reformista y liberal al servicio de España.
Somos un partido con proyecto, con alma, con raíces.
Y para recuperar nuestro espacio electoral no tenemos que movernos de sitio, sino mantener esas raíces de nuestros valores, fortalecer el tronco de nuestros principios y ampliar las ramas de nuestras ideas para cobijar a más gente debajo.
Siempre nos hemos atrevido a ser lo que los españoles necesitan que seamos, aunque eso haya sido ingrato en ocasiones.
Nunca hemos rechazado una responsabilidad aunque conllevara un riesgo cierto incluso para la vida. Y tampoco lo vamos a hacer ahora.
Nunca nos hemos dejado arrebatar por la euforia, y nunca nos dejaremos arrastrar por el pesimismo.
Somos un partido de muchos, y de muchos que trabajan para todos.
Estamos en todas partes, vertebramos la opinión de un país que nos sigue reconociendo como su gran partido político. Y esta primavera eso se va a ver en cada región, en cada ciudad y en cada pueblo, ganando las elecciones ampliamente.
Algunos nos quieren en los callejones, pero solo nos van a encontrar en las plazas, donde siempre hemos estado.
10.En la Plaza de Zorrilla de Valladolid
11.O del Pilar en Zaragoza
12.En Zocodover en Toledo
13.En la del Castillo en Pamplona
14.En la Plaza Porticada en Santander
15. O en la de Trascorrales de Oviedo
16.En la Plaza de España en Las Palmas y Tenerife
17.En la Plaza de Africa en Ceuta
18.En la Plaza Cuatro Culturas en Melilla,
¡Cómo no!
Quiero un partido abierto de par en par a la sociedad, de guardia permanente, al servicio de todos los españoles, los que nos votan y los que no. Los que nos aplauden y los que nos insultan.
Vamos a dar visibilidad a la España razonable y generosa. Porque el problema es la desunión de la inmensa mayoría que ama a España.
Y nosotros tenemos que ofrecernos como el punto de encuentro de esa gran mayoría que en ocasiones olvida que lo es, porque nadie se lo recuerda.
Queremos una mayoría centrada y con ambición de futuro.
Que quiera hacer cosas y que se una para hacerlas,
que rechace cordones sanitarios y exclusiones tácticas.
Que anteponga los intereses de España a un sectarimo egoista.
Por eso somos los únicos que garantizamos que una mayoría social de centro-derecha como la que hoy existe en España, se convierta realmente en un Gobierno de centro-derecha eficaz, como el que se necesita urgentemente.
Lo que no unan los electores en las urnas alrededor del PP puede quedarse sin unir,
porque los demás parecen ser incapaces de encontrarse. Quieren ser grandes pero hacen política pequeña.
La nueva política ha traído poder a los nuevos partidos, pero no a los españoles.
Por eso no hay alternativa a lo que representamos. Porque no basta con ponerse el disfraz del PP ni versionar en un karaoke los temas populares.
Luego hay que saber hacer lo que hacemos.
Y saber sufrir. Y perseverar durante años.
Y consagrar tu vida en aquello en lo que crees.
Y echarte una crisis a la espalda y seguir siendo el primer partido de España, que es lo que somos.
Y enterrar a 30 de los tuyos y seguir saliendo a la calle a defender la libertad.
Así que nosotros, a lo nuestro, que es España. A mostrarnos como somos. A recordar lo que nos distingue. A explicar bien nuestro proyecto, lo que queremos hacer.
No tenemos vocación de minoría indomable,
tenemos vocación de mayoría imbatible.
Y para forjar esa mayoría tenemos que recordar que nosotros no estamos aquí para sermonear a nadie,
ni para hacer listas de buenos y malos,
ni custodiamos ningún tarro de las esencias políticas.
No patrocinamos autos de fe ni redactamos estatutos de limpieza de sangre.
Tenemos que hacer ese trabajo que nadie hace. No vamos a marcar cada mañana nuestro territorio, vamos a crear una gran corriente de cambio social y vamos a darle valor electoral.
Existimos para hacer posible la convivencia y el progreso de quienes no piensan igual. Buscamos consensos de muchos.
La política no consiste en gritar muy fuerte sino en llegar muy lejos haciendo mucho. Nosotros hemos recibido las dos últimas mayorías absolutas y sé que recibiremos la próxima que los españoles quieran conceder.
No se puede unir España desuniendo el voto, al contrario, hay que unir el voto para unir a los españoles de nuevo.
Por eso, no debemos apelar sólo al voto útil sino al voto fuerte, necesario, eficaz, imprescindible para liberar a España de la amenaza nacionalista y la rendición socialista.
Vamos a pedir el voto, y el voto de cada español es sagrado.
No hay votos cautivos, porque los españoles no lo son.
No hay voto del miedo, porque los españoles no lo tienen.
El voto hay que pedirlo con respeto y con razones.
No se puede pedir más confianza de la que se da.
Tenemos que dar confianza a los españoles sobre lo que queremos hacer para ellos. Y tenemos que empezar desde ya.
La gente quería que volviera el PP.
Y nosotros queremos que la gente vuelva al PP.
Queridos amigos,
Hoy justo se cumple medio año del Congreso nacional del Partido Popular en el que me elegisteis vuestro presidente para los próximos años.
Muchos de los que estáis aquí me escuchasteis explicar hace unos meses por qué quería liderar el partido. Puedo condensarlo en una sola frase: lo que hice fue reivindicar el proyecto nacional del Partido Popular.
Ese proyecto por el que fue asesinado con mi misma edad hace 24 años, un valiente de los que no presumía de serlo: Goyo Ordóñez, y desde aquí le mando un abrazo muy fuerte a Ana y Consuelo que ayer le honraban en el cementerio de Polloe.
Por nuestro proyecto secuestraron y mataron a Miguel Ángel, y a Alberto, y a Manuel y a otros tantos mártires de nuestra libertad, que siempre seguirán siendo nuestra columna vertebral.
En el Congreso reivindiqué lo mucho y bueno que hemos hecho por España, pero también y sobre todo lo reivindiqué como la mejor opción para una nueva etapa de progreso en nuestro país, como la mejor propuesta para los próximos años.
Hoy en esta Convención quiero proyectar esa ambición nacional para la presidencia del Gobierno de España.
Me parece necesario que los españoles no sólo sepan quién se presenta sino que también sepan lo que representa.
Quiero que ese mensaje llegue hoy más allá de las puertas de nuestro partido, quiero que llegue especialmente a los españoles que han podido alejarse de nosotros en estos últimos años y con los que en estos días nos estamos reencontrando.
Si hace unos meses dije “si yo gano, nadie pierde”, ahora digo que si ganamos los populares, ganan todos los españoles.
España no es un producto de la naturaleza, España es el resultado de esfuerzos, decisiones y elecciones.
De personas que lideran y de personas que las eligen.
La historia de España es la de los que miran adelante, de los que no se resignan. Y eso es lo que hacemos nosotros. Como siempre. Pero ahora más que nunca.
Yo sí quiero ser el presidente de un gobierno que ayude a que los españoles puedan hacer realidad sus proyectos, porque ese es mi proyecto.
A mí me gusta España, confío en su capacidad. Y quiero un gobierno que ayude, no que bloquee. Un gobierno que favorezca, no que obstaculice. Un gobierno que acompañe, no que sustituya.
No creo que los políticos seamos mejores que la sociedad a la que nos debemos. Nuestro trabajo no es imponernos sobre ella, sino hacer que el poder esté a su servicio. Así entiendo la política y así entiendo mi proyecto político.
El nuestro será un gobierno compartido con los españoles. Cambiaremos España juntos.
Serán nuestras decisiones y también las suyas.
Habrá menos poder, menos intervención, y habrá más libertad.
Porque la libertad es la respuesta a las tensiones sociales y territoriales.
La libertad es la respuesta al callejón sin salida en que se encuentran muchos de nuestros jóvenes.
La libertad es la respuesta a los problemas del bienestar, a las crisis y a la globalización, a los conflictos internacionales y a la revolución digital.
Nosotros no causamos naufragios y entregamos luego los salvavidas a los nuestros, como hace la izquierda. No somos así, por fortuna.
Porque la libertad que queremos hacer posible es para todos. Nuestras políticas benefician a todos. Creamos empleo para todos, mejoramos la seguridad para todos, defendemos los derechos de todos. Mejoramos la educación y la sanidad para todos, subimos las pensiones de todos y fortalecemos la España de todos.
Ese es el principio que está en el núcleo de nuestro proyecto. No somos radicales de nada, pero estamos firmemente convencidos de que España necesita hoy, sobre todo, libertad, y vamos a pelear en serio por ella.
Queridos amigos,
Decía Churchill que el socialismo es la filosofía de un fracaso que se basa en la distribución igualitaria de la miseria.
En efecto, la izquierda nos sale demasiado cara,
nos cuesta demasiados impuestos, déficit, deuda,
demasiado deterioro internacional, institucional, y constitucional,
España no puede seguir progresando al ritmo al que progresan los que dicen ser progresistas. Como han hecho en Andalucía durante cuarenta años.
No podemos seguir teniendo un país a su medida, porque esa medida hace ya mucho tiempo que se le quedó muy pequeña a una sociedad con tantas capacidades y con tantos proyectos como tiene la sociedad española.
Vamos a derribar de una vez por todas ese muro de la falsa superioridad moral de la izquierda.
Quien quiera ser de izquierda, que lo sea;
Quien quiera someterse a las imposiciones nacionalistas, que se someta;
Quien quiera abrazar el populismo rancio bolivariano, que lo abrace.
Pero que no pretenda obligar a los demás a hacer lo mismo.
Yo no propongo un país sin socialismo. Lo que quiero es un país con socialismo voluntario, no obligatorio.
Un socialismo que acepte sus fracasos y que no rodee parlamentos ni sedes de sus adversarios cuando le es contraria la voluntad popular.
Un socialismo que no pretenda gobernarlo todo, gobernarlo siempre y gobernarlo de cualquier manera, caiga quien caiga.
Un socialismo que no sea rehén de batasunos, independentistas y podemitas, vendiendo España por un plato de lentejas en la Moncloa.
La izquierda tiene miedo a la libertad y pretende que los españoles lo tengan también.
Lo que siente como amenaza no es nuestro radicalismo,
que sabe muy bien que no existe;
es nuestro compromiso con la libertad de los españoles.
Y ese sí existe.
Por eso, cuando lleguemos al gobierno, quiero hacer la mayor devolución de espacios de libertad que se haya hecho nunca en España.
Eso sí va a ser un “empoderamiento” en toda regla. A eso tienen miedo, a perder el control sobre la vida de los españoles, a que les abramos la puerta y a que dejen de estar cautivos de sus políticas.
Este es el núcleo de nuestro proyecto y ese será el centro de nuestro gobierno: devolver libertad, limitar el Gobierno, justificar y evaluar cada política, fortalecer la sociedad civil.
Gobernar para ellos y gobernar con ellos,
con nuestras decisiones, pero sobre todo con las suyas.
Quiero un gobierno de 47 millones de personas, de sus opciones, sus preferencias, sus elecciones responsables.
Esa es la gran sociedad española en la que creo.
Y después del tiempo perdido que el socialismo volverá a dejar a los españoles, tendremos que ofrecer mucha más sociedad y mucho mejor gobierno.
Porque más sociedad es lo que se necesita cuando el gobierno se pasa de la raya y ahoga a la iniciativa personal. Y eso es lo que está ocurriendo.
Más sociedad es lo que quiere quien confía en los españoles, quien no se tiene por mejor que ellos.
Más sociedad significa más libertad, tolerancia, y diversidad.
Más sociedad significa más educación, empresa, innovación,
mas solidaridad, cultura y cohesión.
Más sociedad significa más progreso y más riqueza,
y por eso más sociedad significa más bienestar.
Porque el bienestar hay que pagarlo y para pagarlo hay que crecer y generar empleo. Y más oportunidades para todos.
Vamos a actualizarlo todo, pero no vamos a inventarnos nada. Estamos preparados. De sobra.
Ya hemos estado en el Gobierno, sabemos lo que ocurre y sabemos lo que hay que hacer. Y lo haremos. Muy pronto.
Queridos amigos,
Este es un partido de principios.
Sólidos, claros, buenos.
Los mismos que han hecho posible nuestra civilización y los que han impulsado siempre el progreso y la dignidad de las sociedades y de las personas.
En el último Congreso nacional propuse al partido como eje de actuación política los que para mí son los 5 principios básicos del pensamiento liberal conservador: los que han funcionado aquí y ahora, en todas partes y siempre.
Los que abanderó la escuela de Salamanca, la de Chicago o la austríaca:
El primero, la Nación de ciudadanos libres e iguales, frente al veneno que inoculan el populismo y el nacionalismo.
El segundo, la libertad individual que emancipa a las personas del afán colectivista que pretende etiquetarlas por su género, edad, raza, religión u orientación sexual.
El tercero, la economía de libre mercado que blinda a empresas, trabajadores y consumidores frente al intervencionismo orwelliano de la izquierda.
El cuarto, el Estado de Derecho como paraguas de todos los ciudadanos que delegan subsidiariamente la defensa, la seguridad y la Justicia al Estado, frente al buenismo y el relativismo de algunos.
Y el quinto, la responsabilidad personal que consagra la igualdad de oportunidades de las familias frente al igualitarismo en la mediocridad que persigue la izquierda.
Los cinco se encuentran hoy bajo amenaza del Gobierno socialista, y es por ello, por lo que necesitamos concretarlos cuanto antes en medidas para poner en marcha en cuanto lleguemos al gobierno.
Para ello, también en nuestro Congreso, presenté mi contrato con los españoles, un decálogo de medidas, que 6 meses después se han demostrado necesarias y urgentes, y que han centrado los debates de esta Convención
1. Empezando por el necesario fortalecimiento institucional, que pasa por recuperar la legalidad, la convivencia y la prosperidad en Cataluña, que ha laminado la peste del nacionalismo, como decía ayer Vargas Llosa. Para ello pondremos en marcha de inmediato el artículo 155 de la Constitución, sin límite de tiempo, para deponer al gobierno, nombrar uno nuevo, y recuperar el control de la educación, la seguridad, la hacienda, los medios públicos y las cárceles.
También reformaremos el Código Penal para volver a penalizar la convocatoria de referéndum ilegal.
Y reformaremos la Ley del Indulto para prohibirlos ante delitos de rebelión y sedición.
Impulsaremos la Ley de símbolos para garantizar la neutralidad del personal y del espacio público.
Aplicaremos la Ley de Partidos para ilegalizar a los que promuevan la violencia, y la de financiación de partidos para que no reciban fondos los que atenten contra España.
En definitiva, pondremos orden en Cataluña, y liberaremos a toda una sociedad secuestrada por una banda de fanáticos racistas y supremacistas, con la impunidad de tener al Gobierno de España en sus manos.
2. Mi segundo compromiso es liderar una revolución fiscal, bajando el impuesto de la renta, el de sociedades, suprimiendo el impuesto sobre el patrimonio, las sucesiones y las donaciones.
Y también publicando las cotizaciones sociales en la nómina, para que los trabajadores sepan cuánto se paga, y el Gobierno tenga que dar más explicaciones sobre a qué destina el dinero.
Bajar los impuestos y flexibilizar la economía es querer que los políticos manden menos y la gente mande más, comenzando por el destino que quiere dar a los frutos de su trabajo.
Por principio, yo no creo que el dinero de los españoles esté mejor en manos de su gobierno que en sus propias manos.
Yo no creo que el gobierno sepa mejor que las personas lo que les conviene.
Lo que queremos es que el Gobierno deje de hacernos regalos con nuestro propio dinero.
Y reduciremos el déficit y la deuda pública que de forma insolidaria repercutimos en impuestos a nuestros hijos y nietos.
Así revertiremos las nefastas consecuencias si Sánchez aprueba los Presupuestos más desigualitarios e injustos, que son la mordida que el nacionalismo le exige para atrincherarse en la Moncloa, hipotecando nuestro futuro.
3. En tercer lugar, y ahora que el PSOE presenta su contrarreforma educativa, debemos impedir que sus dogmas anaftalinados condenen al fracaso a toda una generación.
Nosotros aprobaremos una ley que consagre la libertad de elección educativa de los padres, también de la concertada.
Que permita la evaluación pública de conocimientos.
Que introduzca el MIR docente.
Que garantice la enseñanza en castellano en toda España y erradique el adoctrinamiento nacionalista y el dogmatismo de izquierda.
Y que impulse la formación profesional dual, el bilingüismo en inglés y las nuevas asignaturas tecnológicas.
En la educación se concreta en primer término la sociedad de oportunidades que proclamamos. Es el ascensor social que, como siempre, el socialismo ha vuelto a averiar.
Por eso será para nosotros un pilar fundamental.
4. Como cuarto reto propuse acabar con el drama demográfico que hace que debamos abordar con responsabilidad la sostenibilidad del Estado del bienestar y el impulso a la natalidad, la conciliación y la cultura de la vida.
Considero que el poder político tiene que actuar siempre a favor de la vida. Y cuando tenga dudas tiene que resolverlas a favor de la vida.
Y cuando falten recursos tiene que ponerlos a favor de la vida. Y si se equivoca, que se equivoque a favor de la vida.
Hay que eliminar barreras fiscales, laborales o de vivienda a las parejas que quieren tener hijos.
Y apoyar a la familia! No hay nada más importante para nosotros que respaldar el futuro de la sociedad que son nuestras familias.
Tenemos una pirámide de edad que está pidiendo a gritos que nos ocupemos de las pensiones. No solo de subirlas, que por supuesto. No solo de protegerlas, que por supuesto, sino también de pensar más allá de una legislatura y mirar a la siguiente generación.
También debemos garantizar la sanidad pública haciendo eficiente un modelo que -por la baja natalidad, la elevada longevidad y la cronicidad de las enfermedades- hará que un gasto gigantesco gravite sobre muchos menos que ahora.
No queremos una sociedad que sirva al bienestar del Estado, queremos un Estado que sirva al bienestar de la sociedad. Y eso se consigue con eficiencia, responsabilidad y libertad de elección.
No escondiendo facturas en el cajón, congelando las pensiones y dejando quebrado el sistema del bienestar como ha hecho la izquierda ya dos veces.
5. En quinto lugar, es necesario reducir la Administración para hacerla más eficiente y transparente. Respetando los derechos y deberes de quien ha conseguido en justa competición su plaza pública, pero garantizando a partir de ahora la evaluación del desempeño, la remuneración adicional por el mismo y el acceso sin discriminación por lengua, como está pasando en los gobiernos de izquierdas.
No queremos el repliegue del Estado, queremos el despliegue de la sociedad.
Porque no es la sociedad la que debe adaptarse al Estado, es el Estado el que debe adaptarse a la sociedad.
Simplificaremos toda la burocracia innecesaria que dificulta el emprendimiento y los servicios públicos, apostando por la digitalización y la desintermediación.
La intervención es para abrir caminos, no para cerrarlos; es para remover obstáculos, no para ponerlos.
6. En sexto lugar, debemos impulsar la cohesión territorial de España frente a egoísmos identitarios y desigualdades competenciales. Una competencia no existe para dignificar a quien la ejerce, existe para dignificar a la sociedad, y debe estar donde más rinda.
Nosotros no pedimos cambios de fondo en el modelo autonómico. Lo que pedimos es que el modelo se aplique íntegro, con el principio de autonomía íntegro, pero con el principio de solidaridad también íntegro, y con la igualdad de derechos entre españoles íntegra. Pedimos el pacto completo, como lo aprobamos y como es.
Las autonomías existen para que España, como sociedad de bienestar, se haga realidad en cada pueblo de nuestro territorio, para servir mejor a lo común, a lo que es de todos y de cada uno, no para descomponer lo común para que sólo sea de unos cuantos, como pretenden los nacionalistas.
Podemos permitirnos tanta diferencia territorial como sea compatible con la igualdad de derechos, pero no más.
No toleraremos someter el progreso y el bienestar a las fracturas identitarias del sectarismo y el fanatismo. Ni agravios presupuestarios como el que ha hecho Sánchez con Torra para garantizar unos meses más de Falcon.
Además queremos la vertebración territorial a través del impulso al entorno rural, y al sector agrícola, ganadero y pesquero. Así como con un pacto nacional por el agua que acabe con los problemas de los últimos años.
7. Y llegamos a mi séptimo compromiso.
Queremos una Justicia que juzgue imparcialmente, rápidamente y sin presión de nadie: ni de los partidos, ni de los medios, ni de manifestaciones en la calle, ni escraches infames.
Para ello cambiaremos el modelo de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial volviendo al que consagra la Constitución.
Mal estamos cuando el gobierno transige con las agresiones que se producen contra el Estado de derecho, cuando disculpa los golpes que recibe día tras día y pretende erosionar la separación de poderes.
Devolveremos la libertad al corazón de nuestra política y de nuestra sociedad, especialmente allí donde se está jugando el futuro del país.
La ley es el precio de la libertad y la libertad el premio de la ley.
Desde el Partido Popular reafirmamos nuestro compromiso inequívoco para combatir la violencia contra las mujeres, tal y como hicimos con el primer Plan Nacional en el 2000 y el primer Pacto de Estado en el 2015. También intensificaremos las medidas contra la violencia doméstica contra niños y ancianos, y el acoso escolar.
Una España en Libertad debe tomarse en serio a las víctimas de crímenes terribles.
No podemos actuar como si su dolor fuera un peaje inevitable que a algunos les toca pagar. El PSOE y sus aliados quienes quieren que condenados por asesinatos monstruosos salgan a la calle. Pero nosotros defendemos la Prisión Permanente Revisable, y queremos ampliarla a supuestos como los que hemos vuelto a vivir hace pocas semanas.
Los asesinos, violadores o pederastas donde tienen que estar es en la cárcel, no reincidiendo en la calle por el síndrome de Estocolmo de la progresía española.
8. En materia de seguridad, hay que acabar con el buenismo hipócrita de la izquierda. Hay que tener una política realista. El terrorismo existe, el tráfico de seres humanos existe, el crimen existe y por eso tenemos que defendernos frente a ellos.
El terrorismo islamista no se ha acabado, y no podemos limitarnos a esperar a ver cuánto tardan en matar a otro puñado de personas, o en qué ciudad lo harán…
Necesitamos fortalecer nuestras capacidades en Defensa en un mundo con amenazas crecientes, y erradicar la radicalización en nuestro país, quien venga a España a inocular odio, que se vaya de inmediato.
También es imprescindible volver a las políticas responsables de inmigración. Yo lo que quiero es una España seria, con fronteras seguras, que puedan cruzar legalmente quienes quieran vivir con nosotros, trabajar y respetar nuestras leyes y nuestro modo de vida.
El efecto llamada que ha causado Sánchez es una irresponsabilidad que nos ha sumido en la peor crisis migratoria de la última década.
Nuestra sociedad del bienestar no es ilimitada, pero la codicia de las mafias que explotan a estos seres humanos sí.
Por eso hay que seguir apoyando a quienes velan por nuestra seguridad, exigiendo la equiparación salarial que dejamos ya acordada para nuestras magnificas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que son el orgullo de toda España.
Y algo fundamental, exigiremos Memoria, Dignidad y Justicia para las víctimas de ETA y el fin del humillante acercamiento de presos a las cárceles vascas.
Legislaremos contra los homenajes a terroristas etarras y el acceso a beneficios penitenciarios sin su colaboración efectiva en el esclarecimiento de los crímenes impunes.
No les dimos nada por matar, y nada les daremos por haber sido derrotados.
9. En penúltimo lugar, necesitamos una política exterior que responda a la magnitud real de nuestro país. España tiene que tener opiniones propias porque tiene intereses propios. Una España a la deriva es un problema para el mundo.
¿Alguien tiene la menor idea de cuál es la política exterior de Sánchez? Una cosa es tener política exterior y otra exteriorizar la falta de política.
La Unión Europea está en una encrucijada difícil. El Brexit es una decisión que nos gustaría que nunca se hubiese producido, pero suponía una ocasión histórica que el gobierno ha desperdiciado, pero nosotros seguiremos reclamando un Gibraltar español!
También debemos fortalecer nuestro vínculo atlántico, en especial con Iberoamérica. Y exigir con firmeza la democracia en Nicaragua, Venezuela y Cuba, en vez de ir a agasajar a dictadores sanguinarios como hacen Sánchez y Zapatero,
10. Por último, debemos abordar los desafíos de la globalización, como la lucha contra la pobreza y el cambio climático y la adaptación a la transición energética.
Tenemos que avanzar en la revolución tecnológica que va a la sociedad, la economía y hasta nuestra longevidad.
España puede convertirse en un enclave estratégico para la cuarta revolución industrial, para lo cual debemos atraer talento a través de un plan fiscal, educativo y regulatorio que compita con los principales núcleos de innovación como Asia y Estados Unidos.
Cuando lleguemos al Gobierno suprimiremos los impuestos tecnológicos y financieros que el Gobierno ha propuesto. Queremos hablar menos del Valle de los Caídos y competir con Silicon Valley, mirar más al futuro en vez de remover el pasado.
Queridos amigos y amigas,
Esta Convención también se celebra para conmemorar el 40 aniversario de nuestra Constitución, justo en el momento en que más ataques recibe por parte de los radicales y más necesaria es para evitar la fractura de la unidad nacional y la igualdad entre españoles.
Desde el Partido Popular queremos reafirmar nuestro compromiso con nuestra Carta Magna y con el Rey de España Don Felipe VI, y no toleraremos que se despenalicen los ultrajes a la Corona ni que se abra en canal nuestra ley de leyes.
La Constitución, entera, es camino para quien la respeta y muralla para quien la amenaza.
Desde el Partido Popular seguiremos reivindicando la Transición como el momento en el que tres generaciones de españoles derrotaron definitivamente al enfrentamiento civil y a quienes lo seguían alimentando.
Personas que entendieron que dos bandos no son un país entero sino un país hecho pedazos y lo rechazaron para siempre.
No fue un pacto de personas que olvidaban, sino de personas que se arrepentían. Y al hacerlo recuperaron la libertad, la convivencia y el progreso que hoy podemos disfrutar.
En el pacto constitucional ni hubo ocultación, ni hubo sometimiento, ni hubo miedo. Hubo grandeza moral, sentido de la historia, reconciliación y concordia. Y eso es lo que a algunos, muy pocos, les faltó entonces y les sigue faltando hoy.
Por eso presentaremos en los próximos días una Ley de la Concordia para pasar página de la fractura que la ley de la memoria histórica ha causado.
Para mantener esa Concordia que fue posible, como reza el epitafio de tu padre Adolfo Suárez en la Catedral de Ávila.
La izquierda regresa con su agenda excéntrica y divisiva, a la confrontación entre españoles, la desigualdad política, de derechos, entre territorios y la injusticia económica con los más vulnerables.
España no tiene un problema con su sistema político, tiene un problema con su izquierda política.
Y tiene además los problemas que esa izquierda a la deriva lleva creándole desde hace una década, fortaleciendo a los que quieren romperla.
Nuestra respuesta a su intento de excluirnos será siempre una voluntad explícita de incluirlos.
Esta es nuestra oferta política de fondo para los españoles ante las amenazas de ruptura: volver al pacto, fortalecerlo y asegurarlo en beneficio de todos y para muchos años.
Hacernos defensores, en solitario si fuera necesario, del espíritu de concordia que nos devolvió la libertad y el progreso como sociedad democrática europea.
Tenemos que blindar el interés general y defender la ley como garantía de la convivencia pacífica.
No podemos aceptar que el derecho a la diversidad justifique diversidad de derechos, ni que las oportunidades de muchos dependan de privilegios de algunos.
Es el momento de rechazar lo que vaya contra la igualdad de los españoles y ante los que buscan mercadear con sus derechos.
Porque los derechos no se negocian, se ejercen y se protegen.
Queridos amigos, voy terminando
Decía Ortega que en política vivir al día es morir al atardecer.
Por eso nuestro proyecto es de largo recorrido, no como el de otros.
Esta convención coincide con cuarenta años de Constitución, treinta de Partido Popular, y medio año desde el último congreso.
Una fecha redonda para renovar nuestro mandato con nuestros afiliados y nuestro compromiso con los españoles.
Tenemos que terminar con el miedo a decir lo que se piensa y a hacer lo que se debe.
Tenemos que poner en manos de cada español y no en las de su Gobierno la responsabilidad fundamental de su futuro.
España tiene que dejar de ser el país de mirar y no tocar para los jóvenes, para los excluidos, para los invisibles en que la convierten los irresponsables cuando gobiernan. Tienen que sentir que su país es realmente suyo, un lugar en el que de verdad se puede desarrollar una vida entendida como proyecto personal. Tenemos que lograrlo.
Hay que poner en pie una nueva realidad de España. Mostrarla como proyecto común y defenderla, porque no toleramos que unos pocos se queden con lo que es de todos.
Como partido, tenemos que restaurar el valor de las palabras, hacer ver la relación entre las cosas que pensamos y decimos y sobre todo, entre las cosas que hacemos y las que nos pasan.
Tenemos que blindar el interés general y defender la ley como garantía de la convivencia pacífica.
En el caso del PP hay algo que se cumple siempre: lo que debemos hacer desde el punto de vista de nuestros principios políticos es también lo que nos conviene hacer desde el punto de vista de nuestro interés electoral.
Nunca he creído a quien dice que el Partido Popular sólo gana cuando deja de serlo. Eso lo dicen los que ni son del PP ni quieren que ganemos.
Nunca he aceptado que el precio de ejercer el poder tenga que ser la pérdida de nuestra identidad. Y os pido que vosotros tampoco lo aceptéis, porque no es verdad.
Si anulamos nuestro perfil, el votante carece de razones para quedarse con nosotros. Se marcha. Y nadie tiene tantos motivos de orgullo como nosotros para seguir mereciendo su confianza.
Tenemos que dar un contenido específico, distintivo, a todas las políticas. Nuestro propósito no es la mera ocupación del poder. El poder es para hacer algo, y algo bueno.
Si decimos que creemos en la libertad, y que creemos con pasión, tenemos que llevar eso a todas nuestras políticas.
Si decimos que queremos ser el vínculo entre territorios, generaciones y acentos, tenemos que llevar eso a todo lo que hacemos y a todo lo que decimos.
Si decimos que España no es solo un hecho histórico, sino que es también un hecho moral, tenemos que actuar en consecuencia.
Esa es nuestra propuesta. Para eso quiero ser presidente del Gobierno. Con vosotros.
Hagamos que esta propuesta llegue a nuestros compatriotas.
Estoy seguro de que querrán ser parte de ella, de nuevo, y de que entre todos recuperemos un futuro en libertad para España.
Para finalizar
Queridos y excelentes candidatos y compañeros.
Vamos a unas elecciones que son decisivas.
Decisivas para nuestro partido. Decisivas para las ciudades, los pueblos y las CC.AA. Decisivas, sobre todo, para España.
Ahí es donde se crece el Partido Popular. Así es como hemos logrado nuestras mejores victorias.
Tenemos que ser un partido con raíces, y también un partido ancho, abierto, que muestre la fuerza de sus razones y no esquive el contacto.
Que convenza porque se note que dice la verdad de lo que piensa. Un partido auténtico. Un proyecto auténtico. Un compromiso auténtico con los españoles.
No hay más PP que este, el nuestro. Muchos quieren imitarnos, pero no les sale. Recuperemos nuestro orgullo y mostrémonos como somos. Y digamos una y otra vez que quien quiera que gobierne el PP tiene que votar al PP.
No quiero un PP pequeño.
No quiero un PP que sea uno más.
Quiero un PP ambicioso.
Quiero un PP que convenza.
Quiero un PP que ilusione.
Quiero que no salgamos a empatar.
Quiero que salgamos a ganar.
Y vamos a ganar, para recuperar el futuro de una España en libertad,
Intervención del Presidente Pablo Casado en la clausura de la Convención Nacional
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