Madrid, 1 de marzo de 2022
Queridos amigos,
La Junta Directiva Nacional se reúne hoy para convocar nuestro congreso extraordinario, para dar la voz a nuestros afiliados tal y como marcan nuestros estatutos, y abrir una nueva etapa en el Partido Popular.
Hace casi cuatro años me elegisteis presidente nacional en las primeras elecciones primarias de nuestra historia, en medio de una situación muy compleja: con el partido conmocionado por la moción de censura, el espacio de centro derecha fracturado y cuando estábamos en tercera posición en las encuestas.
A los pocos meses se adelantaron las elecciones en Andalucía, con las que logramos por primera vez un gobierno del PP en la Junta. Por eso no tardaron en adelantar las elecciones generales, en las que evitamos el sorpasso que ya había sufrido el centro derecha italiano y francés y, pocos meses después, conseguimos absorber a nuestro adversario electoral en la repetición de las elecciones.
Entre tanto, las elecciones autonómicas y municipales lanzaron a una nueva hornada de políticos con unos gobiernos de la libertad que tuvimos que negociar desde la dirección nacional por exigencia de nuestros rivales. Su gran labor y la del resto de presidentes, alcaldes y concejales me hace sentir muy orgulloso.
Muy en especial la de Alberto Núñez Feijoo que siempre me ha brindado su lealtad y amistad, las mismas que él recibirá de mi para lo que decida hacer en un futuro.
Estos años, no hemos tenido ni un trimestre de tranquilidad para centrarnos en trasladar nuestro proyecto nacional, porque, a esas tres elecciones en solo un año, les siguieron las elecciones gallegas, vascas, catalanas, madrileñas, castellanas y leonesas, con varias mociones de censura y ataques a nuestra estabilidad entre medias.
A pesar de las dificultades, en este tiempo nos hemos volcado en defender el mandato del congreso nacional: devolver la ilusión a los militantes, renovar la organización sumando a los que se habían ido y defender la unidad interna para dar a todos su sitio, fueran conservadores, liberales o democratacristianos. Esa es nuestra gran familia política
No es fácil tener en frente a un gobierno que ha usado todo el poder del Estado contra la oposición y los consensos democráticos de la Transición y la Constitución. Nunca habíamos tenido unos adversarios tan radicales y con menos límites, pero siempre hemos estado a la altura de nuestras responsabilidades con España.
Somos un partido de Estado, y así hemos actuado con responsabilidad en la pandemia, en la reconstrucción económica, en las crisis migratorias o ahora en la guerra de Ucrania.
Y somos un partido de Gobierno, con un programa de futuro que quedó trazado en la multitudinaria Convención de Valencia, después de un año de trabajos con cientos de personalidades nacionales e internacionales.
Lanzamos allí un contrato con España necesario y urgente para fortalecer nuestras instituciones y libertades, para recuperar nuestra prosperidad y progreso, y para salvaguardar nuestra igualdad y bienestar. Ese proyecto queda inacabado pero estoy seguro de que será útil para el futuro.
Siempre he creído que los valores son los pilares de nuestro partido, y solo con las ideas, las correctas, se puede conquistar un mejor porvenir para nuestros compatriotas.
Por eso me he guiado en todo momento por los principios que propuse cuando me elegisteis presidente: la defensa de la libertad, de la unidad de España, del Estado de derecho, de la familia, y de la ejemplaridad pública.
No concibo la política sin la ética de la responsabilidad, sobre dos compromisos esenciales: la construcción de un proyecto político reformista, centrado y ganador, y la regeneración para recuperar la confianza de la sociedad en el buen nombre de nuestro partido.
Creo que siempre hay que anteponer la opción difícil a la cómoda y nuestros principios no sirven de nada si no nos atenemos a ellos en los momentos más complejos.
Queridos compañeros,
El PP pertenece a sus afiliados pero también es patrimonio de todos los españoles. Por eso lamento todo lo que haya hecho mal y la situación que han sufrido durante esta semana nuestros militantes y votantes. Y también siento, tengo que decirlo, la reacción que he tenido que sufrir, que es inédita en nuestra historia democrática, y creo sinceramente que no merezco ni merecería ninguno de vosotros.
A pesar de todo, cada día al frente del partido ha sido un honor. He sido muy feliz representando a esta gran organización porque creo que haciéndolo estaba prestando el mejor servicio a España.
Siempre he antepuesto los intereses del partido a los míos, y he intentado trabajar de forma seria, leal y constructiva.
Alguna vez he contado que el asesinato de Miguel Ángel Blanco me hizo pensar en dar un paso para participar en política, los casos de corrupción me llevaron a adoptar una posición pública más decidida, el golpe a la legalidad en Cataluña me decidió a liderar el partido, la irrupción del populismo me obligó a luchar por la reunificación de nuestro espacio electoral y la crisis económica me hizo avanzar un plan de gobierno para resolver los problemas de los españoles.
Todos estos años, hemos trabajado sin descanso, recorriendo España diez veces, no dejando ningún sector sin escuchar, ni ningún problema sin dar respuesta en nombre del proyecto más importante de la política nacional, que es el nuestro.
Tengo la conciencia muy tranquila, llena de agradecimiento, sin rencor ni frustración. Me habéis permitido estar en la historia de España, al lado de Fraga, Aznar y Rajoy. Al lado de los lideres europeos y americanos de nuestra alianza política. Y sobre todo a vuestro lado.
A la mayoría de los que estáis en esta Junta Directiva os propuse como candidatos a distintas responsabilidades. Todos habéis dado lo mejor de vosotros estos años y estoy orgulloso de vuestro trabajo y de lo que hemos conseguido juntos.
Siempre he hecho y haré lo mejor para el partido y para España, y ahora os pido que logremos un proyecto de unidad con el que salgamos fortalecidos y que no dediquemos ni un minuto más a hablar de nosotros sino de lo que necesitan urgentemente los españoles.
Nuestra máxima responsabilidad es cambiar este gobierno cuanto antes y ya estamos más cerca que nunca.
En estos momentos complicados, después de una terrible pandemia, y en pleno conflicto internacional, los españoles necesitan un proyecto político que permita a los jóvenes alcanzar sus sueños, a las familias para seguir haciendo planes, a nuestros mayores mirar hacia atrás con sosiego.
Debemos impulsar una agenda para una nueva mayoría que rescate a los españoles de esta profunda crisis económica y social, que recupere nuestro prestigio internacional y que salvaguarde nuestro Estado del bienestar.
Los enemigos de la libertad siguen ahí: el nacionalismo excluyente, los herederos de los terroristas, el populismo radical y el colectivismo identitario.
Y las recetas frente a ellos están claras: libertad, constitucionalismo, europeísmo y atlantismo, igualdad de todos los españoles en derechos y obligaciones, independencia judicial, impuestos bajos para crear empleo y libertad para elegir los mejores servicios públicos.
En definitiva, más sociedad y mejor gobierno.
En estos tiempos líquidos, de posverdad y agitación, sigo creyendo en la política seria e institucional, en la defensa de la razón frente a la invasión del sentimentalismo y el auge populista.
La responsabilidad ahora no cotiza al alza, pero no debemos caer en la tentación de competir en el terreno de juego de nuestros adversarios, porque dejaríamos huérfana a una mayoría social mientras perdemos la fortaleza política y moral de apelar a ella.
Ahora somos la única gran formación que invoca a todo lo que nos une como españoles, a los valores que compartimos. No somos la red que divide la cancha en dos mitades ni una zona políticamente neutral entre dos polos opuestos.
Somos un motor de progreso y libertad, somos la punta de compás de la España razonable y generosa que quiere que vuelvan a unirla para hacer cosas juntos y no en contra de nadie.
En unos pocos años, hemos conseguido reagrupar el espacio de la centralidad y la moderación en un momento en el que todas las democracias sufren la travesía en el desierto de los radicalismos y la polarización.
Hemos situado a nuestro partido en la vanguardia del cambio y estoy convencido de que el camino recorrido culminará muy pronto en el reencuentro de toda nuestra base social en la casa común del centro reformista y liberal que es lo que somos y es lo que siempre hemos sido.
Queridos amigos,
Deseo muy sinceramente toda la suerte al próximo presidente del Partido Popular, le deseo mucho acierto en su empeño y todo el éxito para concitar la lealtad y el respaldo que sin duda va a necesitar. El mío lo tendrá el primero, desde la máxima prudencia y discreción.
Nuestra vocación será siempre la defensa de la libertad y de la Nación española, la memoria de las víctimas del terrorismo, el tributo a la concordia y la reconciliación que nos regaló la democracia, la garantía del progreso y el bienestar y el fortalecimiento de nuestra seguridad y prestigio exterior.
En definitiva, nuestra misión, la de todos, es continuar la trayectoria de éxito de España, como uno de los pilares fundamentales de la historia de la humanidad.
El PP será siempre la gran plaza mayor de España para los constitucionalistas y europeístas. Una España que está deseando volver a respirar PP.
Ya hemos conseguido poner en pie al partido y ahora ya está en marcha hacia el gobierno.
Hace cuatro años os dije que venía con las manos blancas, los bolsillos limpios y el corazón enamorado de España, y así seguiré a vuestra disposición, para ayudar en esta nueva etapa y para apoyar a quien la continúe.
Ser presidente del PP es un privilegio, no un derecho, y honraré ese privilegio siempre.
Yo no quiero a España porque sea perfecta sino para que lo sea, y estoy seguro de que, con el esfuerzo de todos, muy pronto la haremos posible.
Muchas gracias.
Deseo muy sinceramente toda la suerte al próximo presidente del Partido Popular, le deseo mucho acierto en su empeño y todo el éxito para concitar la lealtad y el respaldo que sin duda va a necesitar. El mío lo tendrá el primero, desde la máxima prudencia y discreción.
Nuestra vocación será siempre la defensa de la libertad y de la Nación española, la memoria de las víctimas del terrorismo, el tributo a la concordia y la reconciliación que nos regaló la democracia, la garantía del progreso y el bienestar y el fortalecimiento de nuestra seguridad y prestigio exterior.
En definitiva, nuestra misión, la de todos, es continuar la trayectoria de éxito de España, como uno de los pilares fundamentales de la historia de la humanidad.
El PP será siempre la gran plaza mayor de España para los constitucionalistas y europeístas. Una España que está deseando volver a respirar PP.
Ya hemos conseguido poner en pie al partido y ahora ya está en marcha hacia el gobierno.
Hace cuatro años os dije que venía con las manos blancas, los bolsillos limpios y el corazón enamorado de España, y así seguiré a vuestra disposición, para ayudar en esta nueva etapa y para apoyar a quien la continúe.
Ser presidente del PP es un privilegio, no un derecho, y honraré ese privilegio siempre.
Yo no quiero a España porque sea perfecta sino para que lo sea, y estoy seguro de que, con el esfuerzo de todos, muy pronto la haremos posible.
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