Los alcaldes, concejales, presidentes de Diputación, de Consejos y de Cabildos Insulares del Partido Popular, ante la Cámara de la soberanía nacional donde se debate el Proyecto de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, queremos expresar nuestro apoyo porque:
Esta reforma viene a dar respuesta a reivindicaciones históricas del municipalismo y establecerá los parámetros que deben guiar la gestión de los Gobiernos Locales en el siglo XXI.
Esta Ley va a realzar el papel de las Corporaciones Locales en el Estado de las Autonomías, poniendo fin al desequilibrio que se ha producido en su desarrollo. Las Entidades Locales han sido relegadas, hasta la fecha, a un papel inferior que no se corresponde con su papel político e institucional.
La Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, con las medidas que introduce, va a dotar a las Entidades Locales de autonomía suficiente para ordenar y gestionar una parte de los asuntos públicos, tal y como declara la Carta Europea de Autonomía Local.
Las Entidades Locales pasan, por tanto, a ocupar el sitio que les corresponde dentro del sistema constitucional español, reconociéndoseles que las mismas son Estado, como lo son las Comunidades Autónomas.
Esta Ley, con la ordenación y clarificación competencial que acomete, va a eliminar la superposición de competencias entre Administraciones. Partiendo de la autonomía local constitucionalmente garantizada, rellenará el vacío normativo de atribución competencial a los Entes Locales de acuerdo a los principios de descentralización y subsidiariedad.
La Ley viene, por tanto, a dar respuesta a una reivindicación largamente demandada por los Gobiernos Locales que es acabar con uno de los más graves problemas que han tenido desde el comienzo de la democracia: tener que destinar una parte de sus presupuestos a atender competencias que corresponden a otras Administraciones, particularmente, autonómicas.
La Ley va a proceder a una clara, racional y, sobre todo, definitiva, delimitación competencial entre las tres Administraciones. De esta forma, evitando los solapamientos innecesarios, la proliferación de estructuras burocráticas, las duplicidades y triplicidades entre Administraciones, España ganará en competitividad. Y, además, se garantizará que cada Administración cuente con los recursos necesarios para sostener la prestación de unos servicios públicos de calidad.
La Ley viene a reconocer, por tanto, la importancia de la Administración Local, la que mejor conoce las necesidades cotidianas de los españoles por ser la más cercana a los ciudadanos. Una Administración, la Local, que, además, está demostrando su compromiso con los objetivos de austeridad y de rigor presupuestario, dando ejemplo al resto de administraciones públicas.
Estas cualidades de las Corporaciones Locales se han tenido bien presentes a la hora de redactar esta norma, lo que se ve claramente en cómo se ha diseñado el sistema para atender los Ayuntamientos la prestación de servicios delegados por otras Administraciones.
Por primera vez se va a cumplir el principio de lealtad institucional, ampliamente reivindicado por los municipios. Así, toda delegación de competencias del Estado o de la CCAA deberá ir acompañada de la correspondiente dotación presupuestaria anual, con cobertura del cien por cien del coste del servicio y garantizado su cobro mediante mecanismos de reintegro preestablecidos como, por ejemplo, reteniendo cantidades adeudadas de Participación en los Ingresos del Estado.
Todos los Ayuntamientos que se encuentren en equilibrio presupuestario podrán ofrecer a sus vecinos los servicios que consideren, además de los obligatorios, siempre que no los esté prestando ya otra Administración. No hay ningún artículo ni disposición en esta norma que se lo impida.
Cualquier municipio, con independencia de su situación económica y de su tamaño, podrá prestar aquellos servicios que les delegue la Administración competente, financiados al 100% por dicha Administración en virtud de un convenio, cuya duración no será inferior a cinco años y, en caso de incumplimientos en los pagos, contará con la garantía financiera del Estado.
En definitiva, con esta reforma el ciudadano se sitúa en el centro de la acción política y la política al servicio del ciudadano para que no haya desigualdades ni discriminaciones.
Y es que ningún ciudadano verá mermados los servicios que recibe, sin importar su residencia, viva donde viva. No se va a suprimir ningún servicio, pero sí se establecen mecanismos para que no haya solapamientos ni duplicidades, sino solo una administración que lo preste. Gracias al principio de una administración/una competencia, no volverá a haber servicios duplicados, costosos o ineficientes que, al final tienen que ser sostenidos por los ciudadanos vía impuestos.
Se mantienen todos los servicios sociales. Todos los ciudadanos recibirán atención social y servicios sociales. Su prestación queda garantizada en esta Ley con independencia de qué administración es la que asume la gestión, en razón de la distribución competencial o de la asignación eficiente de recursos.
Las Diputaciones Provinciales, con el consentimiento de cada Ayuntamiento, podrán ampliar y mejorar la labor que actualmente realizan de colaboración y coordinación, especialmente con los municipios más pequeños y del medio rural.
Igual que lo han hecho al cumplir los objetivos de déficit y la reducción de su nivel de endeudamiento, las Entidades Locales van a seguir dando ejemplo a todas las Administraciones al establecer por esta Ley unos topes homologados de retribuciones, número de eventuales y concejales con dedicación exclusiva.
Mediante la publicidad del coste de sus servicios, los Gobiernos Locales también exponen su compromiso con la transparencia de su gestión y demuestran ser sensibles a las demandas de los ciudadanos.
Una reforma que garantiza los derechos de los ciudadanos, porque las personas deben ser lo primero, y las Administraciones deben especializarse en la prestación de aquellos servicios que cada una de ellas mejor presta a los ciudadanos.