El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó, el pasado 24 de septiembre, los Presupuestos Generales del Estado para 2016. El presupuesto dedicado a medio ambiente es coherente y riguroso, y responde a un marco eficiente y razonable que consolida el esfuerzo inversor, y pone punto y final a la época de despilfarro socialista, de facturas en los cajones y de subvenciones millonarias que llevaron a España al borde de la crisis.
En este contexto, destacan las inversiones en política de aguas y, ello, para conseguir el cumplimiento de los objetivos señalados en los distintos Planes Hidrológicos, poniendo el acento en las necesidades en materia de saneamiento y depuración.
Así mismo, se da continuidad a iniciativas nacionales de lucha contra el cambio climático, aspecto este último en el que se ha dado un giro radical, pasando de promesas huecas y vacías y de una política basada, casi en exclusiva, en la compra de derechos de emisión, a políticas que disminuyen las emisiones en nuestro país, a la vez que impulsan la actividad económica. En este ámbito, conviene asimismo destacar el incremento en casi un 50% de la partida de adaptación al cambio climático, convirtiendo a España en uno de los países pioneros de Europa en políticas de adaptación.