La portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Alicia García, responde al ministro Bolaños que “vergüenza es abrir La Moncloa a los herederos de ETA y pactarlo todo con el xenófobo de Waterloo”.
“Y vergüenza es también que el valiente de Paiporta lleve más de un año sin venir al Senado”, añade.
Asegura que “el Frankenstein de Sánchez se rompe”. En este sentido, subraya que “cuando llega lo importante, los Presupuestos o la Defensa de España, el presidente del Gobierno se queda solo”.
“Son ustedes un Gobierno sin Presupuestos y sin apoyos para reforzar nuestra seguridad y nuestra defensa”, asevera García, quien destaca que “Sánchez no tiene ni mayoría política ni mayoría social. Ustedes son 88 senadores del PSOE frente a 145 del PP”.
Afirma que esa soledad lleva a Sánchez a querer “gobernar sin el Parlamento, como cualquier autócrata”; pero le recuerda que “España es una democracia parlamentaria, no una autocracia sanchista”.
Reprocha al ministro Bolaños su “catálogo de autocracia chapucera” con las leyes: “Su uso bastardo de Proposiciones de Ley, para esquivar a los órganos constitucionales. Su uso bastardo de enmiendas intrusas, para cambiar otras leyes por la puerta de atrás. Y su uso bastardo del decretoley y el procedimiento de urgencia, para pagar al separatismo y tapar sus corrupciones”.
También le recrimina sus “maniobras para vaciar al Senado de competencias, como que Armengol tenga secuestradas 18 leyes aprobadas aquí por miedo a más derrotas parlamentarias, como su maniobra para eliminar las competencias en materia presupuestaria y como es que ignoren el veto legislativo del Senado para excarcelar terroristas antes de tiempo”.
Denuncia que el único proyecto político de Sánchez es “impedir la alternancia. Para ello, pactan con quienes más desprecian nuestra democracia: La izquierda antisistema que odia a España, la extrema derecha, supremacista, de cuya mano comen, y los herederos de ETA, hoy recibidos en la Moncloa”.
Afirma que “el Frankenstein de Sánchez solo sirve para apalancarse en el poder, para okupar instituciones, para usar la Moncloa de burladero de corrupciones y para pagar con impunidad judicial a socios con deudas penitenciarias”.
“España necesita un presidente que gobierne, que transmita confianza. Un presidente que no esconda su incapacidad en la prepotencia y en la soberbia.”, concluye.
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